El caballo valiente
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Érase una vez una granja en la que vivían muchos animales. Había cerdos, gallinas, gallos, ovejas, caballos, vacas, patos y conejos. También había algunos perros y muchos gatos.
Un día a una de las ovejas se le ocurrió salir de la granja a conocer mundo. Estaba aburrida de estar siempre en la granja, haciendo lo que le decían. Así que, aprovechando un despiste del granjero, la ovejita se marchó.
Uno de los caballos, al verla salir, la llamó y le dijo:
- ¿Dónde vas, oveja loca? ¿No te das cuenta que fuera hay muchos peligros para ti? Podría encontrarte un lobo y atacarte.
- Déjame en paz -dijo la oveja-. Me voy a conocer mundo. Estoy aburrida de estar aquí metida.
Y se fue aprovechando que era casi de noche. El caballo la observó mientras se marchaba. De repente vio a un lobo que se acercaba sigiloso. La ovejita ni se había dado cuenta. El caballo relinchó y relinchó, pero la oveja no le hacía caso, pensando que sólo quería que volviera a casa.
Parecía que no era posible evitar la tragedia. El lobo se acercaba cada vez más, dispuesto a cenarse a la pobre ovejita. Entonces, el caballo saltó la valla y cabalgó todo lo rápido que pudo. Y justo cuando el lobo se preparaba para abalanzarse sobre la oveja, el caballo le dio una coz tan fuerte que lo dejó tumbado y sin poder moverse.
- ¡Vamos! ¡Corre! -le dijo el caballo a la oveja. Pero la oveja no era tan veloz como el caballo.
El lobo se levantó y fue de nuevo a por la oveja. El caballo volvió a darle otra coz.
- ¡Huye! - le gritó el caballo a la oveja-. Yo le entretendré aquí.
La oveja huyó hacia la granja mientras el caballo coceaba al lobo, pero se llevó unos buenos mordiscos. Los balidos de la oveja alertaron a los perros y a los granjeros, que salieron al rescate del caballo. Cuando llegaron espantaron al lobo y ayudaron al caballo, que estaba herido.
El caballo valienteAl día siguiente, la ovejita se acercó al caballo y le dio las gracias por salvarla del lobo.
- Siento mucho que te hayan herido por mi culpa -le dijo-. Eres un gran amigo. Me dijiste que salir sola era peligroso y no te hice caso. Si no hubiera sido por ti hoy estaría en la barriga de ese lobo.
- Espero que hayas aprendido la lección, pequeña oveja -le dijo el caballo-. Y que la próxima vez escuches con atención los consejos de este viejo caballo que ya ha vivido mucho.
Y así fue cómo la ovejita aprendió a escuchar a los mayores y entendió que salir sola era muy peligroso.
Érase una vez una granja en la que vivían muchos animales. Había cerdos, gallinas, gallos, ovejas, caballos, vacas, patos y conejos. También había algunos perros y muchos gatos.
Un día a una de las ovejas se le ocurrió salir de la granja a conocer mundo. Estaba aburrida de estar siempre en la granja, haciendo lo que le decían. Así que, aprovechando un despiste del granjero, la ovejita se marchó.
Uno de los caballos, al verla salir, la llamó y le dijo:
- ¿Dónde vas, oveja loca? ¿No te das cuenta que fuera hay muchos peligros para ti? Podría encontrarte un lobo y atacarte.
- Déjame en paz -dijo la oveja-. Me voy a conocer mundo. Estoy aburrida de estar aquí metida.
Y se fue aprovechando que era casi de noche. El caballo la observó mientras se marchaba. De repente vio a un lobo que se acercaba sigiloso. La ovejita ni se había dado cuenta. El caballo relinchó y relinchó, pero la oveja no le hacía caso, pensando que sólo quería que volviera a casa.
Parecía que no era posible evitar la tragedia. El lobo se acercaba cada vez más, dispuesto a cenarse a la pobre ovejita. Entonces, el caballo saltó la valla y cabalgó todo lo rápido que pudo. Y justo cuando el lobo se preparaba para abalanzarse sobre la oveja, el caballo le dio una coz tan fuerte que lo dejó tumbado y sin poder moverse.
- ¡Vamos! ¡Corre! -le dijo el caballo a la oveja. Pero la oveja no era tan veloz como el caballo.
El lobo se levantó y fue de nuevo a por la oveja. El caballo volvió a darle otra coz.
- ¡Huye! - le gritó el caballo a la oveja-. Yo le entretendré aquí.
La oveja huyó hacia la granja mientras el caballo coceaba al lobo, pero se llevó unos buenos mordiscos. Los balidos de la oveja alertaron a los perros y a los granjeros, que salieron al rescate del caballo. Cuando llegaron espantaron al lobo y ayudaron al caballo, que estaba herido.
El caballo valienteAl día siguiente, la ovejita se acercó al caballo y le dio las gracias por salvarla del lobo.
- Siento mucho que te hayan herido por mi culpa -le dijo-. Eres un gran amigo. Me dijiste que salir sola era peligroso y no te hice caso. Si no hubiera sido por ti hoy estaría en la barriga de ese lobo.
- Espero que hayas aprendido la lección, pequeña oveja -le dijo el caballo-. Y que la próxima vez escuches con atención los consejos de este viejo caballo que ya ha vivido mucho.
Y así fue cómo la ovejita aprendió a escuchar a los mayores y entendió que salir sola era muy peligroso.
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